Nuevas oportunidades en tiempos de Coronavirus

En medio de un momento crítico en el sector de la automoción, en el que debe enfrentarse a grandes retos como dar respuesta a las nuevas necesidades de movilidad sostenible, preparar el futuro del coche autónomo o afianzar el presente del coche eléctrico, surge ahora la rápida expansión del COVID-19, y el fuerte impacto que está suponiendo en todo el tejido social y empresarial.

Los problemas para la industria al margen de los acuciados por el estado de alerta son debidos a factores globales como la falta de suministros y la rotura de su propio modelo de abastecimiento. Históricamente, el sector de la automoción es uno de los más dependientes estas cadenas, basadas en el suministro de piezas just in time. Este modelo  en las circunstancias actuales ha provocado un parón total en las líneas de producción de numerosos fabricantes. La alta dependencia de los componentes, piezas y materias primas provenientes de China, han evidenciado en estos últimos meses la vulnerabilidad del sector.

Este hecho ya venía siendo objeto de debate desde hace algún tiempo y por este motivo algunas grandes empresas, ya estaban comenzando a diversificar sus cadenas de suministro con proveedores locales o de países vecinos con el fin de reducir riesgos. A pesar de ello, la rápida expansión del virus y su efecto devastador en la actividad económica y productiva en otros países, especialmente en Europa, ha puesto en jaque a nuestro sector.

Ante la incertidumbre que se cierne sobre la economía global, preocupa especialmente el escenario de recuperación que deberemos afrontar. Tras meses en los que se han dejado de fabricar 50.000 vehículos a la semana, la industria comienza a ponerse en marcha de nuevo. Para lograrlo, el sector ha de demostrar su capacidad de adaptación a todo tipo de acontecimientos, y  prever los mecanismos para recuperar la actividad en las fábricas, asegurar el suministro de componentes y compensar una previsible caída de la demanda con la colaboración del resto de agentes económicos y sociales.
 En el futuro, se verá necesario plantear la reestructuración del sector, para crear estructuras más flexibles en torno a la cadena de suministro, y reducir el nivel de dependencia actual.

Es el momento de un nuevo esfuerzo colectivo de administraciones, empresas y trabajadores en el que debemos unificar nuestras capacidades productivas  y apostar por la recuperación del sector. Para muchas empresas proveedoras, esta crisis va a suponer una oportunidad para recuperar a sus clientes frente a centros de producción deslocalizados. Esperamos que de este modo la industria local puede salir reforzada.