La normativa emitida desde Europa para mitigar el impacto ambiental está dando resultados. No solo los vehículos que salen al mercado son menos contaminantes bien sean vehículos eléctricos o de combustión, sino que la producción de los mismos sigue reduciendo las emisiones, hasta el punto que un informe publicado recientemente refleja que éstas han caído casi un 25% desde 2006 por vehículo producido.
Aunque son buenas noticias, no basta sólo con esto. Poco a poco nuestra industria ha de avanzar hacia un futuro eléctrico y sostenible. Tenemos un gran reto por delante, que es impulsar la economía circular. Los efectos de la pandemia, la falta de microchips y ahora la guerra, están acelerando el aprovechamiento de recursos y el reciclaje eficaz. La sostenibilidad ha de ser parte de nuestra cultura corporativa y seguir trabajando en conjunto hacia una movilidad electrificada y autónoma, con una red de recarga sólida y a un precio que permita ser una realidad accesible al conjunto de la ciudadanía.